COLOMBIA: UPDC

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Pertenezco a una generación que perdió los valores morales en el proceso de fin de milenio. Muchos de mis compañeros han roto por completo el vínculo con la legalidad y la decencia; Lo que llaman las buenas costumbres. Pero eso también es un problema y la gente empezó a cuestionarse que era lo bueno de estas costumbres. Los años ochenta trajeron la opulencia criminal y la violencia descarnada que sirvió como puente en el cambio de década. Una generación de niños asustados y padres y abuelas asustados.
Despertar a la realidad del sueño colombiano y descubrir que varios de los “empresarios” mas acaudalados del mundo eran colombianos e independientemente de vender drogas, eran asesinos genocidas y fratricidas

Eso fue deprimente. La noche en que mataron a Galán, la bomba en el D.A.S., la del vuelo de Avianca; una cantidad de dolor asimilado involuntariamente que hizo que tantos perdieran el deseo y la convicción de sus padres de trabajar duro y ser personas decentes.

Y todo visto por televisión.

Eso del patriotismo es extraño. Nunca me pareció tan interesante lo de ser vehemente con la nacionalidad, en cierta medida pensaba que era una forma de resentimiento hacia países con mejor fortuna. Luego me di cuenta que, por supuesto, el patriotismo sirve para estrechar vínculos, crear alianzas y avivar los sentimientos y las pasiones; Cualquiera que haya visto un partido de la selección Colombia en un bar o sitio público puede confirmar esto.