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16/9/09

NOTA DEL DIRECTOR- parte V (final)

“When it comes to movies nobody knows nothing”
– William Goldman

Apatía es también la paradoja de la modernidad; una búsqueda de esa voz reflexiva y no enjuiciante que logre mostrar el espectro de acción-emoción-expresión del hombre y la mujer colombianos.

Muchas películas colombianas recientes le han apuntado a varios de los temas tratados en APATIA, cada uno en contextos distintos y con resultados diferentes y eso parece ratificar lo correcto de nuestra dirección con la película. Mucha gente siente lo que queremos decir, eso es claro.

El truco es rodearse de gente más capaz, que ayude a armar eso que ninguno solo podría lograr. Y el entrenamiento; La preparación es clave.

Ciertamente nos hemos preparado para esto, conociéndonos como equipo, sin contar casi una década de inversión humana entre las cabezas de equipos, hemos compartido documentales de carretera, arguméntales policíacos funky y más de un viaje. La experiencia de vida, la experiencia laboral, el conocimiento y reconocimiento entre nosotros, la selección concienzuda del resto del equipo y el entrenamiento de dicho equipo, específicamente para este proyecto en una concentración de una semana, en la que empezamos a definir el estilo de la película.
Nos hemos preparado para esto y estamos listos, la posibilidad de contar una historia bien contada nos emociona demasiado.

El proceso es duro y riguroso pero hay que buscar cariño, hay que generar cariño. Esto es una labor de amor, amor por lo que nos gusta y por lo que nos gusta celebrar. El amor por el amor, por el contacto, por la distancia y todo aquello que representa salvar esa distancia.

Los conflictos de la historia son simples, los de siempre. Pérdida, tragedia, amor, enemistad, desconfianza. Básicamente quiero apelar a la tradición religiosa y costumbres populares para contar cómo es el país con mas feriados del mundo, la tradición del vía crucis y la costumbre de viajar a emborracharse en climas mas calientes, todo en la misma semana.
La malinterpretada apatía, la forma como el prejuicio obnubila la objetividad y anula la posibilidad de encontrar algo valioso. Pelear el concepto, demostrar lo que planteaba Orwell de la neolengua, definir un concepto, elaborando su opuesto o deconstruyendo los elementos que lo componen.

La discusión acerca del tagline siempre es más o menos la misma: ¿Si el destino no importa, para qué se coge camino? La respuesta es la vida y esta en una canción de Aerosmith, life’s a journey not a destinantion y con eso si estoy mil veces de acuerdo, si la vida fuera el destino, lo importante sería morir y no sobrevivir lo mejor posible.

La intención es clara. La premisa es simple; ocho días, un viaje de carretera, tres historias que encierran varias mas, como en la vida real.
Voy a contar una historia inmersa en la realidad, desde el punto de vista de mi propia realidad, que es la misma de aquellos que trabajan conmigo. Un relato de un país desinformado que pone demasiada importancia en la ciudad y el comercio. Desde la perspectiva de un grupo de hombres entre los 20 y los 30, de clase media y quienes viven en la capital y conoce la situación del país a través de los medios, pero que solo hasta esa semana santa tienen la posibilidad de experimentarlo directamente.
Coherencia entre el proceso y el resultado. Coherencia entre el planteamiento y el desarrollo. Encontrar un punto medio entre lo documental y el argumental; Sumergir a los personajes dentro de una narración de tipo documental. Mantener la ciudad estilizada, limpia y bien iluminada para que una vez iniciado el recorrido, comience un constante y gradual deterioro de la estética audiovisual que corresponda al deterioro de los personajes durante el accidentado viaje.
Mi intención es reflejar la cotidianidad colombiana, expresar sus colores con intención desintencionada, explorar la apática paradoja existencial, mediática, política, religiosa y en general la vida, esa vida en la que hacer algo o hacer nada al final da lo mismo pero cambia todo.
El objetivo de esta película y el mío como director, es conjurar y conjugar los disímiles elementos que conforman una producción independiente combinarlos con autonomía tecnológica y utilizarlos como recursos al servicio de una historia. Se requiere mucho control, mucho talento, mucha economía. Pero se puede hacer. Al final, el fin del camino es uno. Al final de la jornada y del camino se encuentra uno mismo y uno solo. Las películas de carretera son así, uno viaja hacia un destino que es, obviamente el final del camino; El final que es la sumatoria, el resultado y la conclusión del recorrido. A donde uno quiere llegar. Yo quiero llegar a contar mi historia y que me crean. Que nos crean.

Y como dice el perro fantasma leyendo el Hagakure “El samurai debe aprender más y más sobre distintos caminos y estar cada vez mas en sincronía con el suyo propio.”
Hay que ser como el samurai, hay que ser como el agua, como dijo Bruce Lee, en la vida hay que adaptarse y fluir.
La vida es una, la mayoría de sus variables son incalculables y aunque nos dieramos a la tarea de calcular los chances e implementar los cálculos, existe la posibilidad, elaborada por la teoría de las estructuras disipativas, de que cualquier cosa inhóspita suceda. El control es una ilusión y una de las que mas duramente cultiva el ser humano.
Esa es nuestra película, esa es nuestra vida y nuestro sueño; Aquello por lo que iniciamos el camino y seguimos andando.


Arturo Ortegón

DIRECTOR

NOTA DEL DIRECTOR- parte IV

“El secreto, por lo demás, no vale lo que valen los caminos que me condujeron a él. Esos caminos hay que andarlos.”
-Jorge Luis Borges

Existe un arreglo tácito entre los que ven una película y los que la hacen, por el cual, si la obra esta bien hecha, ambos lados ignoran la ficción y la mentira y la meticulosa y paradójica conflagración de una espontaneidad. Siempre y cuando conmueva más allá de la verdad pero no de la verosimilitud.

El secreto son los detalles y por comparación los detalles son pequeños, casi secretos, pueden pasar desapercibidos, pero no se equivoquen, los detalles enamoran.
La dirección de arte es el ojo en el detalle. El hábito no hace al monje, pero lo hace parecer. En nuestro oficio la verosimilitud importa más que la verdad y por eso debemos hacer una Apatía verosímil, llena de elementos clave de los personajes, pistas y ventanas hacia su personalidad. Objetos que cuentan historias: cucos, tenis carros y carritos. Objetos que crean conflicto o que trazan los perfiles de personajes y hablan de sus aficiones, sus vicios, su estilo, sus libros y autores favoritos ya que ese tipo de factores inciden directamente en su vestuario, habitación, accesorios, creencias y finalmente conductas.
Nos gustan los magníficos, me gusta sankoukai, me gusta south park y las historias de grupo, thundercats y la animación de los 70 y 80, donde había un equipo, una jerarquía y una función y/o responsabilidad que ningún otro puede suplir. Como en la realización audiovisual.

Una carretera que no conduce a una pared o a su final, conduce al principio de si misma, al eterno retorno. Un camino no transitado es solo una trocha, una senda. Una carretera sin carros no es una vía, es una piedra larga e inútil. Es por eso que llegar a alguna parte es solo una parte, unas coordenadas, una cardinal del viaje, pero incluso cuando llegue la tele transportación, la ciencia estará en el viaje no en la partida o llegada. Como en una maratón, el merito de llegar a la meta es haber permanecido en movimiento desde la arrancada y para ganar, en estos casos, la resistencia y el ritmo es mas importante que el embalaje o la velocidad.

“La ternura puede ser justamente tan abstracta como la demencia."
-David Lynch

Según la filosofía taoísta, el camino es la meta. Lewis Caroll dijo que siempre se llega a algún sitio si se está dispuesto a andar durante mucho tiempo. Caminar un trecho largo en busca de algo. En muchas culturas, el viaje hacia algo es usado como metáfora de la experiencia vital y la natural adquisición de conocimientos. Los filmes de viajes, de cualquier nacionalidad, ostentaban en primera instancia la necesidad de los personajes protagónicos por adquirir experiencia.
Todos queremos viajar por que tenemos la (¿tonta?) ilusión de que lejos de aquí DEBE haber algo mejor, algún mejor punto de encuentro con alguien o algo maravilloso o sorprendente que no conocemos y que merecemos.


Todos tenemos una historia de viaje. La película de carretera es también una alegoría de la modernidad. Heredera de la tradición del viaje heroico, pero cada vez mejor alimentada por elementos aparentemente contradictorios que constituyen la magia de la cotidianidad en ese singular contexto que resulta ser cada recorrido.

La multiplicidad de personajes tiene que ver con la idea de que cada uno de nosotros está plenamente convencido y con razón de ser el protagonista de la película. Usted protagoniza su vida y su viaje. Y es que el camino es la sorpresa, aunque se conozca el mapa, el recorrido siempre es único en si mismo. Cada viaje es único, cada estación es distinta cada vez que se visita. Ese es el encanto del viaje, la promesa de que debe existir algo genial, algo fantástico, algo más; Una ventana en el cielo y entonces, ¿Qué tiene de malo buscar eso? La naturaleza masoquista del ser humano qué solo quiere sentir, por que su instinto le dicta que esto lo separa de los otros animales.

De nuestros nuevos amigos, los actores, hemos solicitado estudio y ensayo para que nuestros personajes sufran catarsis, cambios identificables y se conduzcan guiados por la situación. De mis actores pido diferentes interpretaciones del concepto Apatía; diferentes manifestaciones de desganó, abulia, desinterés, depresión. Puesta en escena de emociones contrastantes y juegos narrativos que permitan pasar del humor a la crueldad y de la tristeza a la mofa. Ritmo ascendente y descendente, movimiento, deterioro lento, pausado.
La metáfora de un viaje que inicia planeado y limpio, que se va degenerando, ensuciando y acelerando exponencialmente hasta llegar a un punto vertiginoso antes de frenar en seco.

Dejar hacer y dejar pasar es una apatía. Dejar lo que se espera, olvidar lo que se sabe, perder lo que importa. Eso es Apatía. Diluir lo que es propio, entenderlo y relegarlo.

Es una obra con tema: La Apatía, y los actores comprenden que su actitud es que no les importe cinco la situación del país, el precio de la gasolina, las cejas de Bush, la entrepierna de Noemí, nada. Nada excepto el ahora, el mientras tanto. Vivir el polvo sin pensar en el orgasmo.
Evitar la dosis de sordidez, violencia o abuso. Balancear lo que se necesita para contar la historia sencilla y clara.

El balance es difícil de lograr. El existencialismo profundo, justificado con tragedia y estados alterados y represión y odio contenido y heredado. El existencialismo culo y chistoso, el conocimiento real sobre moda y diseñadores y saber que es lo verdaderamente cool por encima del Internet pop y la cultura de consumo inmediato. El amor. El de verdad; por la familia, por los amigos y por el amor romántico, idílico e idiota. El deseo puro, el gusto sincero y no agresivo por los narcóticos. El miedo de estar vivo, el fútbol, los arrayanes y todo eso. La historia se sostiene, empecemos a contar el cuento y olvidémonos por ahora de trucajes.

Eso es lo que hacemos con los actores

La road movie contemporánea implica el espíritu de descubrimiento o de escapatoria de los personajes y la búsqueda de otro sentido para la existencia y enfrenta sus personajes a trayectorias y acontecimientos que lo apartan de la cotidianidad. Algunos teóricos postulan que a la aventura le es inherente la ocurrencia en un tiempo y espacios separados del diario sobrevenir. De este modo, el cine de aventuras, del cual también es tributaria la road movie, se define por relatar lo extraordinario y ajeno que le acaece a quienes describen excursiones al exterior de su ámbito ordinario reconociendo el sentido y belleza al viaje en sí mismo y a la vez identificar todo arribo y conclusión como nuevos puntos de partida; ningún viaje concluye; el imperativo consiste en llegar y partir, en interrogar perennemente a la elusiva línea del horizonte
La experiencia es la repetición y la vida. Una curva de aprendizaje solo puede implementarse repitiendo la labor o función bajo las mismas condiciones buscando optimizar cada repetición.

NOTA DEL DIRECTOR- parte III

“El cine solamente se convertirá en arte cuando el costo de los materiales sea igual al de la tinta y el papel”.
-Jean Cocteau.

Con la venia inspiracional del legendario Adelqui Camusso y las declaraciones de apoyo y favoritismo digital de George Lucas y Robert Rodríguez, estamos decididos a aventurar de lleno en la nueva tecnología de realización audivisual y para eso el departamento de fotografía ha estudiado minuciosamente la cámara con la que vamos a trabajar las posibilidades de iluminación que ésta ofrece frente al campo y la ciudad, teniendo autonomía lumínica y probando los limites de los efectos y defectos que podemos conseguir con nuestro equipo.

Se propone un estilo documentalista que empataría muy bien con una estética inspirada en el neorrealismo. Las secuencias oníricas y los flash backs son las escenas que cambian un poco el ritmo neorrealista, pero que introducen personajes y explican algunas situaciones. Elementos a veces surréales pero que igual tengan un sentido explicativo de los personajes.

Los colores de la película varían de acuerdo a la posición geográfica de los personajes. Las costumbres cambian dramáticamente con tan solo un viaje de dos horas. La misma temperatura de la luz cambia de acuerdo con el piso térmico. Bogotá tendrá colores fríos, azules, grises y oscuros, a medida que los personajes se acercan al mar habrá una progresión hacia unos colores cálidos, amarillos, naranja y ocres.
Este largometraje por tratarse de un continuo viaje, tiene numerosas locaciones y ambientes tan variados como adversos. Un equipo humano y técnico ligero, versátil y autónomo que en condiciones como las de la cinematografía colombiana actual, solo puede ofrecer el video de Alta Definición, para ser transferido posteriormente al formato fílmico de 35mm para su explotación en salas de proyección.
Usamos lentes angulares para hacer grandes planos generales con perspectivas exageradas y dar la sensación de subjetiva; La cámara como un espectador activo e inquieto. Usar luz natural intensa, incidente y reflejada diseñar y usar la luz artificial de apoyo.


“Lo que ningún ojo humano es capaz de atrapar, lo que ningún lápiz, pincel o pluma es capaz de fijar, tu cámara lo atrapa sin saber que es y lo fija con la escrupulosa indiferencia de una maquina”.
- Robert Bresson

Sentir que algo cambia, el placer de las paradojas y los contrastes, las cosas que dan placer sencillo y puro, la creación de una atmósfera.
Nos gustan los comics, la ciencia ficción, los video juegos, John y Johnny Cage, entender que lo más complejo de la alta ciencia y el gran arte es tan elaborado y trascendental para nuestra supervivencia como el más sencillo de los chistes o el más básico de los alimentos.
Una canción de amor, una palabra de apoyo, un sonido de alivio, una sensación y un sentir genuinos.

Apatía suena a pereza, suena a bostezo, suena a un cigarro que se prende, a un hielo que cruje, al silencio entre el teclear de una maquina de escribir.
Con el sonido nos vamos duro; Lo usamos como transición escénica, como marco dramático y como punto de cambio.

El concepto de road movie es un vehículo para conducir la emotividad de la historia y manejar estaciones que den ritmo a la narración. Gran parte de las transiciones propuestas son de audio, bien sea música o sonido incidental; Balazos, risas, palabras resaltadas con múltiples canales de audio, como si dos voces se encontraran en el mismo punto, una multiplicidad de voces para una película coral; Polifonía, cacofonía y los mismos contrastes y paradojas generales al tema. Gritos y susurros, voces y silencios, canciones y ruidos que complementan un retrato generacional y cultural que privilegia la multiplicidad narrativa por encima del recurso melodramático.

4/9/09

NOTA DEL DIRECTOR- parte II

Apatía: del griego. A: (carencia de), Pathos (pasión, dolor)
1. Condición que libera al hombre del ‘pathos’. Liberación de la emoción, la pasión, el deseo y el placer. 2. El apático es conformista, introvertido, frío, y lento de reacción. 3. Falta de vigor o energía, desidia. 4. El individuo apático presenta: débil emotividad, inactividad e insensibilidad a las estimulaciones afectivas. 5. Desorden clínico en donde el ritmo vital desciende a mínimos y se deja de actuar.
La apatía es la más absoluta indiferencia ante todo

Pienso y pensamos hacer con ella lo que queremos, ejercer la voluntad colectiva a través de imágenes y sonidos y detalles y disfraces y emociones. Ese malinterpretado concepto que no es un epicúreo estado trascendental como la ataraxia ni es un hermoso sueño que aún no da a lugar como la utopía. Es una palabra subestimada y anti heroica, pero así también somos nosotros, los del tercer párrafo, los del tercer mundo; yo y los que hacemos esta película.
Hay que combatir el prejuicio desde el principio pero eso es parte del duro proceso; Hay que cambiar las predisposiciones y demostrar que en casi todo existen valores no explorados.

Fotográficamente me gusta el wipe, los contrastes rítmicos entre los grandes planos generales y los primer primerísimos planos, desarrollar con imágenes los conceptos abstractos conceptos abstractos, la generosidad visual, la multiplicidad de información en una sola pantalla, cambiarle el tamaño a las cosas para establecer perspectivas y poder atender alternada o simultáneamente, el lienzo y el detalle.
Algunos referentes son claros. Claroscuros, contrastes, el ratio entre luz y sombra en interiores como usan pintores como Caravaggio, Rembrandt y directores como Derek Jarman. Usar la luz de forma dramática y envolvente, atmósferas íntimas, sombras que ocultan y desdibujan los espacios y las expresiones de los rostros.
En exteriores nos inspiramos en William Turner, su luz oblicua del fin de la Tarde y al fondo la Tormenta que se avecina; En Edward Hopper, sus colores opuestos y esa luz dramática y dinámica de atmósferas calidas y serenas en planos generales distantes que parecen vistos por un visitante; Personajes en situaciones de incomunicación ubicados en interiores vistos desde el exterior.
De Won Kar Wai, buscamos su estilo de cámara y fotografía, sus personajes y la forma en que los observa, su estilo de trabajo casi documental, los cambios de velocidad y el ritmo de actuación para trabajar en velocidades muy lentas y de Néstor Almendros intentamos emular su estilo versátil y amor por la luz natural, empleando iluminación artificial solo cuando sea necesario, basándonos en sus ideas acerca de la “luz lógica”, aquella luz justificada por los espacios y ambiente.